En el desarrollo evolutivo de los niños/as, es habitual y normal que a veces se presenten conductas desafiantes, conductas oposicionistas o desobedientes e incluso agresivas. Habitualmente todas estas conductas quedan reducidas mediante las pautas educativas habituales, pero hay ocasiones en que algunos niños/as presentan este tipo de conductas de forma constante y con el paso del tiempo van apareciendo con más frecuencia y más intensidad. En estos casos, es importante poner una solución a tiempo, por eso a continuación os dejamos una serie de técnicas con gran efectividad para controlar todos estos problemas conductuales y avaladas por investigaciones y estudios del ámbito de la pedagogía y la psicología.
Antes de aplicar cualquiera de estas técnicas deberemos analizar las causas del comportamiento infantil y actuar en función de éstas, debido a que según sean las causas algunas estrategias pueden funcionar muy bien en determinados niños/as y en otros no.
Técnicas de intervención:
A continuación mostramos algunas de las técnicas que consideramos más efectivas.
Economía de fichas: esta técnica se puede utilizar tanto de forma individual como colectiva. Es una técnica destinada a mejorar el desarrollo de conductas adecuadas y reducir las no deseadas o inadecuadas. Consiste en realizar de manera conjunta con el niño un plan donde se recojan las tareas y conductas pactadas de manera previa que esperamos que realice (por ejemplo: recoger la habitación, hacer los deberes nada más llegar a casa, lavarse los dientes…) todas las conductas o tareas pactadas deben estar planteadas en positivo, es decir, debemos intentar evitar frases del tipo «no chilles» y substituirlas por frases tipo «habla flojito». Por cada tarea o conducta realizada correctamente a lo largo del día conseguirá un punto o ficha, cuando haya conseguido un número de fichas (que también se debe pactar con anterioridad), éstas podrán ser canjeadas por un premio mayor (pactado con anterioridad y que no tiene por qué ser alguna cosa material). Es una técnica que también podemos utilizar de manera conjunta con la de «coste de respuesta» que consiste en retirar fichas o reforzadores cuando se realizan conductas inadecuadas. A continuación un ejemplo del plan que se debe elaborar y poner en un lugar visible de la casa:
Refuerzo positivo y refuerzo negativo: El objetivo es que el niño/a se habitúe a realizar una o varias conductas positivas. Consiste en darle alguna consecuencia positiva cuando su comportamiento es correcto y retirar o evitar una situación o tarea desagradable. Siempre debemos dejar claro con anterioridad cuales son las conductas que se deben de corregir y los premios que puede conseguir.
Tiempo fuera: Consiste en retirar al niño/a de manera pausada y tranquila a una zona aislada donde no haya ningún tipo de estímulo agradable, y explicamos que podrá volver al espacio físico anterior en el momento en que corrija su comportamiento. Se utiliza en comportamientos inadecuados y rabietas. El tiempo de aislamiento debe ir conforme a la edad del niño/a (más o menos un minuto por año del niño/a).
Intención paradójica: Consiste en pedir al niño/a que realice aquello que precisamente queremos evitar. Es una técnica que si se utiliza correctamente puede tener un efecto fulminante sobre la conducta que queremos extinguir. El objetivo es crear una situación de perplejidad en el niño/a que le conduzca a perder sus papel por ejemplo de desobediente y convertir en una obligación aquello que le resultaba agradable, para que de estas manera acabe rechazándolo. Se trata de una técnica que tiene que ser aplicada con mucha cautela y en función de las características particulares de cada niño/a.
Retirada de atención: Constituye probablemente la técnicas más sencilla. El objetivo es básicamente que ante una situación de rabieta retiremos por completo la atención al niño/a rompiendo los esquemas de que con sus lloros conseguirá todo aquello que quiere. Es una técnica que no podemos aplicar ante conductas que cursan con gran agresividad.
Castigo: Es probablemente la primera técnica en la que pensamos todos, pero su utilización de forma sistemática hace que cada vez pierda más eficacia, además es una técnica que no propone un modelo de conducta alternativo y no incrementa la posibilidad de buscar alternativas de respuesta o conductas adecuadas, simplemente extingue una conducta inadecuada, por ese motivo, os recomendamos que sea el último recurso a utilizar y que se utilice en momentos muy puntuales. Para aplica el castigo tenemos que tener presentes una serie de pautas, primero que todo el castigo siempre tiene que ser inmediato a la conducta no deseada, debemos medir siempre la proporción entre la conducta no deseada y el castigo aplicado, debemos mostrar la conducta que esperamos de él/ella contraria a la que ha efectuado y hemos castigado y sobretodo debemos ser conscientes que siempre hay que condenar la conducta y no al niño/a (evitar frases; eres muy malo, todo lo haces mal … y substituir por frases de tipo: esto que has hecho no está bien hecho, ultimamente tienes un mal comportamiento…)
Como ya hemos comentado anteriormente, existen muchas técnicas para modificar conductas, por tanto aquí solo mostramos una pequeña representación de alguna de ellas que esperamos que os sean de utilidad en el día a día con vuestros hijos/as, y os recomendamos que en caso de detectar comportamientos inadecuados persistentes, pidáis ayuda a un profesional con el fin de trabajar estas problemáticas y evitar que deriven en problemas mayores.