Características psicológicas del desempleo.
El trabajo, es en primer lugar la principal fuente de ingresos que tenemos la mayoría de las personas para poder vivir, pero tener un trabajo va mucho más allá que un simple sustento para mantener un hogar o sacar adelante una familia y tener una vida más o menos digna. El trabajo es una fuente de bienestar y equilibrio psicológico y social y crea unos hábitos y rutinas, rutinas de las cuales siempre nos quejamos pero que nos permiten tener estructurado nuestro tiempo, nos proporcionan la sensación de ser útiles en algún aspecto y tener contacto con personas ajenas a nuestro núcleo familiar o de amistad.
Estamos acostumbrados a quejarnos del exceso de trabajo, de mantener siempre las mismas rutinas, de nuestros sueldos, de los compañeros, de los jefes … sin embargo el trabajo es importante, es importante porqué ocupa una gran parte de nuestro tiempo y nos proporciona sensación de crecimiento personal.
Las personas en situación de desempleo experimentan normalmente repercusiones negativas en muchos aspectos de sus vidas. En primer lugar un desamparo económico difícil de conllevar pero también repercusiones emocionales, sociales y psicológicas.
En este artículo vamos a centrarnos en las características psicológicas del desempleo.
Los efectos psicológicos son diferentes según la edad del desempleado, aunque existen características comunes independientemente de la edad.
El primer efecto psicológico padecido por la mayor parte de desempleados es el Síndrome de invisibilidad. Consiste en una sensación que tiene la persona de que «no le ven, que no cuenta, que no sirve». El desempleo puede llegar a provocar un fuerte sentimiento de incapacidad personal, provocando una disminución o pérdida de autoestima y puede aumentar la inseguridad de las personas. La persona en desempleo va aislándose de los demás por lo que las relaciones sociales y familiares se ven sin duda afectadas. Por otro lados nos encontramos ante sintomatología de tipo depresivo con fuertes sentimientos de tristeza, apatía…
En otros casos las personas desarrollan fuertes sentimientos de temor y preocupación que les hacen mostrar una fuerte irritabilidad y sintomatología ansiosa.
En función de la edad podemos encontrar las siguientes diferencias:
Los jóvenes desempleados acostumbran a presentar mayor agresividad, pueden incluso padecer marginalidad por no poder seguir un ritmo de vida similar al de su grupo de edad. Al mismo tiempo son más pasivos i padecen más la pérdida o deterioro del grupo social y acostumbran a tener una pérdida de identidad profesional ya que puede ser que nunca hayan podido ejercer una profesión relacionada con sus estudios o con aquello que les gusta.
Por lo que respeta a los adultos desempleados, éstos muestran mayores sentimientos de vergüenza, suelen padecer una primera fase de shock donde predominan la confusión y el miedo, y acostumbran a tener mayores problemas de sueño, problemas familiares, mayor hostilidad y gran desmoralización.
El desempleo provoca así un malestar psicológico que en muchas ocasiones requiere de una atención especializada orientada tanto a la búsqueda activa de empleo como a la reconstrucción de todos aquellos aspectos, características o cualidades de la persona que se han ido deteriorando como consecuencia de la situación laboral padecida.